Ya hay fecha para las elecciones pero voló el bulo en su día que el personal iba a acudir a las urnas el Domingo de Ramos. Pensando en este tema, la política también tiene un tiempo de preparación: la campaña electoral. Por su parte, para llegar al Domingo de Ramos la Iglesia nos invita a un tiempo de preparación como es la Cuaresma. Cuando la política llega a un acuerdo, la Iglesia va con dos mil años de adelanto. Y después dicen que es trasnochada y retrógrada.
Pero lo fundamental es imaginar cómo hubiera sido un Domingo de Ramos con votaciones. Un día en el que los nazarenos de Cristo Rey llegarían a la escuela San José con dos papeletas: la de sitio y la de las votaciones. Pensado de esta forma, se hubiera matado dos pájaros de un tiro. Eso sí que es rentabilizar esfuerzos…
Hubiera sido una locura ya que muchos ciudadanos hubieran desistido de ejercer su derecho al voto al estar metidos en el comienzo de unas buenas vacaciones. Mientras que a la Reina del Transporte le tocan ‘Quién te vio y no te recuerda’, algunos tendrían que reconocer que el nombre de la marcha hace honor a quienes muy posiblemente tendrán que recoger los escombros de lo que fueron.
Lo de este presidente que parece un vendedor del Corte Inglés más que un político interesado por solucionar los problemas de un país, es de traca. Con la boca pequeña ha tenido que convocar estas elecciones al no sacar adelante sus presupuestos. Se humilló a los que odian a España y ahora quería pulgar la pena. Con una buena campaña que es como una Cuaresma pero a lo político. Y llegando a un Domingo de Ramos con la palma de la victoria. La de los mártires. Aunque a este se la dan por haberse inmolado es solito. Abrochándose y desabrochándose el botón de la chaqueta que es lo que se saber de memoria.